¿LO QUE DIGO O LO QUE HAGO?

El fundamento de la grandeza verdadera

Para llegar a la grandeza verdadera debemos llegar a la integridad. En sí, la integridad puede llegar a ser muy sencilla de explicar, pero es muy profunda.

Stephen Covey dice que: “La integridad es la decisión consiente de ser fiel a aquellas cosas en las que creo, a pesar de las circunstancias”

Cuando alguien te elogia diciendo que eres íntegro, en realidad te está diciendo que eres una persona de bien, que eres una persona honesta, que posee valores.

La pregunta que deberíamos hacernos es ¿Soy una persona íntegra en todas las áreas de mi vida? Lógicamente incluyendo el área profesional o laboral.
Probablemente necesites una explicación más detallada para responder la pregunta anterior; podemos también definirlo de la siguiente manera:

La Integridad es pensar, hablar y hacer exactamente lo mismo.

Así de simple. ¿Eres lo que dices o lo que haces? Si lo que haces es coherente con lo que dices, eres una persona íntegra.

Les doy un ejemplo: hay personas que cuando están con los vicepresidentes y los gerentes hablan de la empresa y de los directivos de una manera, pero cuando ellos no están hablan de la compañía y de los directivos de una manera totalmente distinta. ¿Eso es ser íntegro?

Es muy complicado entender a una persona que diga una cosa y haga otra.  Acá es donde vuelvo a la pregunta inicial ¿Soy una persona íntegra en todas las áreas de mi vida?

Y viene el primer consejo, la integridad se debería trabajar, primero, con la fijación de los valores. ¿Cuáles son los valores reales que deben dirigir tu vida?

Le invito a que escriba antes de continuar, al menos 3 valores que rigen su vida.

Una vez que tiene claros los valores, debemos definir una misión en la vida. Está claro que tiene que estar alineada con los valores.  Por ejemplo, en mi caso mi meta es influenciar positivamente en las personas.

Una vez que tengamos clara la misión, continuaremos ajustando los pensamientos. Estos son muy poderosos. Es necesario que tengamos cuidado con lo que pensamos. Lo que pienso está estrechamente relacionado con lo que posteriormente voy a hacer.

Cuando un libro tan importante como la Biblia dice: “No pecarás de pensamiento, palabra y obra” no es casual, porque el pensamiento es el primer paso para la acción.

Segundo consejo debemos tener cuidado con lo que estamos pensando, si esto nos saca del proyecto de vida. El pensamiento es poderoso.
Hay una frase que se le atribuye a Walt Disney: “Si somos capaces de soñarlo, somos capaces de hacerlo”. En primera instancia parece una frase muy de mercadeo, pero en realidad es una frase muy profunda y realista.

Si ni siquiera tenemos la idea, no lo vamos a hacer nunca. Por lo tanto, se requiere ajustar los pensamientos.

El siguiente paso es el establecimiento de los objetivos. Los objetivos deben estar alineados con la misión.  ¿A través de qué objetivos se va a completar tu misión?

Una vez establecidos los objetivos, se va a definir un plan de acción concreto. ¿A través de qué acciones se van a alcanzar esos objetivos que van a permitir cumplir con la misión? Y ¿qué faltaría hacer?

Comienza a actuar de acuerdo con tu misión, habla con pasión sobre el proyecto de vida. Y siempre intenta apoyar a otros a encontrar la misión de su vida, en medio de su emprendimiento, trabajo o proyecto.

Recuerda: Cada día contamos con la oportunidad de influenciar positivamente en las personas.